30 de noviembre de 2006

Lo que son las cosas

Hace ya bastante tiempo, que pensaba que estaba enamorada, y tan segura estaba de lo que era el amor, que hubiera jurado y perjurado que no había modo de sentir otro amor mayor.

Ahora se que entonces, estaba en un error.

Aquello fue... ¿como podría llamarlo? Una OBSESIÓN.
Si, yo creo que empezó siendo una amistad y terminó siendo una obsesión.

Un montón de sentimientos que giraban raudos a mi alrededor, que me confundían y me llevaban a otras dimensiones confusas de la palabra amor. Simplemente era algo que escapaba de mi ser, que me ataba y no dejaba libertad para decidir en que momento cortar el hilo que me ataba con fuerza y me atraía hacia el pozo de aquella locura que yo entendía como amor.

Es curioso como la vida, te permite conocer la cantidad de sensaciones que existen por vivir.

Ahora creo saber como es realmente lo de estar enamorado:
Sentir atracción tanto física como mental por la persona que tienes cerca. Preocuparte más por esa persona que por ti mismo. Desear su felicidad antes incluso que la tuya, y disfrutar de cada segundo que pasas con ella. Añorarla en momentos de ausencia, y sentir paz con tan solo mirar su rostro tranquilo por el sueño.

En fin. Que hoy estoy ñoña (y te echo de menos).

27 de noviembre de 2006

Ilusiones

El mago apareció sobre el escenario, vestido impecablemente, con un traje de color oscuro, que adornaba con un pañuelo fucsia que sobresalía de su bolsillo, y que más tarde utilizaría en uno de sus trucos de magia.

Le encantaba su profesión. Le gustaba observar desde su posición las caras boquiabiertas del público, sus ojos titileantes llenos de asombro y sorpresa, y sobre todo, la efusividad de los aplausos que le profesaban, una vez había terminado la sesión.

Apoyó la chistera en una mesa auxiliar que había colocado para tal efecto, y... mientras se enguantaba, hacía gestos con sendas manos, inquiriendo la atención del público para el truco final.

Cogió el sombrero con ambas manos, ahora similares a las de un mimo, y haciendo un movimiento rápido y ágil, las introdujo en la chistera, para sacar acto seguido una pequeña bandada de palomas que cruzaron la habitación, saliendo por una claraboya que había en el techo.

A la vez que el público, extasiado miraba el vuelo de las pequeñas aves, el mago, con gran destreza, continuó sacando de su sombrero cadenas de flores de vivos colores que aumentaron el clamor de la sala.

En el momento en que los aplausos y las admiraciones llenaban el teatro, sobre la tarima del escenario comenzó a formase humo, ligero al principio para convertirse en una cortina densa, que se llevó consigo al mago, dejando tan solo la chistera reluciente en el suelo.


(Basado en la película "El ilusionista", que fui a ver ayer. Quien fuera niño, para ilusionarse ante la magia, sin buscar el porqué)

24 de noviembre de 2006

simplemente.. ... cambios.

Cuando apareció entre la multitud, reconocí su cara. Mostraba una bella sonrisa, que llenaba de luz su faz, transmitiendo una belleza corpórea mayor que en otras ocasiones en las que nos habíamos visto.

Ya en el café, nos sentamos una enfrente de la otra.
Hablamos largo y tendido, del día a día, de la vida, de los cambios.

Y.. fue entonces cuando me notificó el gran cambio que se avecina en su vida con la llegada de un bebé.

Cambios físicos y sociales, que entrañan la mayor aventura del ser humano, como es el dar vida a un nuevo ser.
Sentir que algo se mueve sin tu interior, que nada en tu vientre, que eres su sustento y mundo, debe ser algo maravilloso de experimentar.

(Ahora... que conste que de momento no me ha llegado el instinto maternal.)

Feliz fin de semana,

23 de noviembre de 2006

Ir de compras.

A pesar de que alguien ha difundido la idea de que a las mujeres nos encanta ir de tiendas, esto, no es así en realidad. Es más, yo creo que hay días en los que retorceríamos el cuello a cualquiera que insinuara que ir de tiendas es el hobby number 1 de las mujeres.

Y... es que a mi modo de ver, hay que diferenciar lo de ir de tiendas sin ninguna meta que alcanzar, a ir de tiendas con la idea de que tienes que encontrar tal cosa, con tal presupuesto, y en tal día.

Ayer salí de tiendas.

Fue un día de esos que es mejor quedarse en casa, pero como previamente no sabía que sería así, tuve que esperar 3 horas para darme cuenta que terminaría más tarde o mas temprano yéndome a casa con las manos vacías. Tal y como sucedió.

Sinceramente, por más que buscara camisetas o jerseys... no había nada en ningún estante que cumpliera todas las premisas: Si me gustaba era muy caro, y, si me gustaba y no era muy caro, entonces me quedaba mal, o bien muy justo, ó bien muy ancho.

Yo nunca he sabido que es ir a comprar sin tener que pensar lo que te queda en la tarjeta. Simplemente, decir...esto me gusta, me queda como un guante a medida... pues ale.. Ring! que pase la tarjeta.

Un día en la vida nos deberían dejar sentir esa sensación, ¿no?

22 de noviembre de 2006

La musa.

Hasta ahora nunca pensé en su existencia.

Pero... de un tiempo a esta parte noto su ausencia. Viene y va silenciosa, sin hacer ruido, y sin dejar ni siquiera un rastro de olor que poder seguir.

Viene, deja su recado en el aparador de los recados preparados para ser recibidos y se va como ha venido. En silencio.

Hubo un tiempo, que me visitaba todos los días. Quizás en aquellos, la puerta estaba siempre abierta esperando su regalo, aún sin saber que esto era así.

Ahora... parece que el aire caprichoso cierra la puerta ante su cara.

Y.. ella se va por donde ha venido. Tranquila, sosegada y de nuevo silenciosa. Cargada con su regalo hasta el día siguiente en espera de que la puerta esté de nuevo abierta.

Tengo miedo de que un día, tal vez decida no volver. Se lleve las ideas, los sueños vaporosos, los cuentos aún no contados y las historias por empezar.

Quizás un día, mi musa decida vagar entre los campos amarillos...

20 de noviembre de 2006

Buenos días!

La mañana despierta perezosa, tímida de mostrarse tal es. Vergonzosa de enseñarnos su esplendor.

La oscura noche se torna violeta, permitiéndose vislumbrar las sombras de las nubes corriendo en pos de la luna que ha abandonado la escena de acción.

El sol se despereza en la llanura, estirando cada uno de sus rayos, en su ejercicio diario.

Un poco más abajo, las briznas de hierba que aún quedan, se desperezan saludando las primeras gotas de luz que les llegan. Parecen nerviosas y angustiadas por el frío que pronto llegará.

El tren avanza con una marcha uniforme entre la sierra. Serpentea las montañas y cruza los cauces de pequeños riachuelos, aún sin agua, en espera de la lluvia otoñal.

El calor del tren, adormila los pasajeros. Algunos leen. Otros duermen. Pero todos sueñan que esta semana se cumplan sus deseos.

17 de noviembre de 2006

Palabras más.. palabras menos.

Son las palabras, instrumentos de precisión, que, como el bisturí en manos de un médico inexperto, puede causar un daño irreparable.

Palabras, como flechas envenenadas, directas a clavarse en tu corazón, y astillar tu autoestima y emoción.

Son las palabras, dulces de azúcar y algodón, que permiten acoger con suavidad una caída, arroparte en las noches de frío, tranquilizar las manos temblorosas, dar luz cuando la oscuridad es total.

Ya en el vientre de la madre, son las palabras, nuestro primer contacto con el mundo exterior, lanzándonos un pulso, transmitiendonos la electricidad del mañana.

Pueden ser las palabras traicioneras de nosotros mismos, hipócritas con nuestros pensamientos y aún así inherentes a nuestro ser.

15 de noviembre de 2006

"Hasta luego"

Cuando yo entre en el vagón, ellos ya estaban allí.

Charlaban animadamente. El ruido del tren y los demás rumores de conversaciones anexas apagaban la suya. (No puedo contaros de que hablaban, y dicho sea de paso, supongo que tampoco estaría bien.)

Ambos de pie, uno al lado del otro, mirando ocasionalmente por la ventanilla para no saltarse la parada.

Supongo que su destino estaba cerca, cuando ella se movió acercándose hacia la puerta.

En ese momento, el tono de su conversación cambió debido a algo que había recordado y que tenía que decir imperiosamente.
Su voz sonaba inquisidora cuando de su boca salieron las siguientes palabras:
"¿Has sacado las pechugas del congelador?".

Él, nego con la cabeza, e hizo gestos excusándose.

Ella, giró bruscamente su cabeza en dirección a la puerta de salida, y, mientras él susurraba dulcemente de sus labios un "Hasta luego", ella salió del vagón sin mirar siquiera atrás.

14 de noviembre de 2006

Esperaré.

Te esperaré con los brazos abiertos para colmarte de caricias.

Soñaré cada noche contigo, para cumplir nuestros sueños juntos, aún cuando estemos separados.

Anhelarán mis manos el contacto con las tuyas, y el suave roce de tu piel.

Esperaré con ansia el sabor de cada uno de tus besos.

Procuraré llevar conmigo el recuerdo de tus ojos cuando miran, y lo bello de tu rostro cuando duermes.

Suspiraré por un viernes y un tren que me lleve a tí.

13 de noviembre de 2006

Lágrimas anónimas en un vagón de metro.

No recuerdo en que momento entró en el vagón del metro, ni siquiera el momento en el que encontró un asiento vacío y se sentó.

Era una mujer de unos 30 y tantos años, con el cabello moreno y liso. Tenía una melena que le llegaba hasta los hombros, ó incluso un poco más. No llevaba ningún peinado sofisticado. Solamente una raya en medio para delimitar el rumbo de su pelo.

Llevaba un vestido de punto, con rayas de colores, y unas manos nerviosas que mesaban sus cabellos, en un angustiado nerviosismo.

Cuando miré su cara, vi que, en su expresión había una mueca de dolor. Su boca torcida cortó lo que sería un sollozo, y sus manos, trataban de estirar como podían la piel que rodeaba sus ojos.

Supongo que cada una de sus yemas de los dedos llevarían impresas el tacto de una lágrima fortuita, que ella trataba de esconder.
En varias ocasiones se llevó las manos a los ojos, y en varias ocasiones éstos se humedecieron con su llanto.

Estaba planteándome acercarme y darle un golpecillo en el hombro para decirle que, seguramente nada se merecía sus lágrimas, cuando de repente la ví salir del vagón y dirigir sus pasos a la salida.

Imagino que el ruido de la calle y el aire turbio de la tarde calmarían su pena.

10 de noviembre de 2006

Apretones de manos.

Hace bastante tiempo, me contaron que en un apretón de manos se podían extraer algunas características de la persona que te lo daba.

Por aquellos entonces, estaba encaminado al mundo empresarial, como pasar una entrevista de Recursos Humanos, y como dar una impresión acertada de tí mismo para el puesto al que aspirabas.

El otro día me acordé de esto, pues lo de conocer a tus nuevos compañeros, en muchos casos, implica nuevos apretones de manos.

Es curioso como en tan solo un choque de dos manos, extrañas la una de la otra, se puedan aprender algunas cosas.

En los 3 o 4 segundos de que consta, eres capaz de constatar el carisma, la voluntad y la fortaleza de las personas.
Y.. curiosamente, esto suele estar muy muy relacionado con el puesto de trabajo que ocupan.
Es decir, una persona con muchas responsabilidades y alto cargo te propinará un mayor apretón de manos que aquel que no tiene bajo su persona responsabilidad alguna.

Os podreis imaginar el apretón de manos que me dió mi jefé.
Fuerte, muy fuerte.
Si hubiera durado algo de tiempo más, estoy segura que me habría terminado haciendo daño. Claro está, que yo tambien soy un poco tirillas.
Así que, tengo pendiente el tema de hacerme valer e imponer respeto, en el primer contacto. Claro que luego cuando se me conoce... queda demostrado que soy de mantequilla (en el mejor sentido de la expresión).

En fin. Paranoias de un viernes a puntito de empezar el fin de semana.
Disfrutad del finde!!

8 de noviembre de 2006

De nuevo en la red.

Resulta difícil no perderse en esta ciudad que engulle lo que le llega.

Vadear entre las olas de la marea humana y no ahogarse.
Aprender a nadar, bracear con fuerza.

Suspirar por lo que dejaste atrás.
Anhelar las sonrisas conocidas.
Y seguir nadando.

Nadar en esta nueva atmósfera.
Inhalar aire limpio que respirar en cada brazada y con que llenar los pulmones.
Seguir nadando.

Me rodea la nostalgia y la melancolía. Supongo que es normal.
De nuevo en la red.