31 de mayo de 2007

Buscando respuestas

Hoy os planteo una situación:

Vas por una carretera, conduciendo tu coche, que hasta el día de hoy no te ha dado más fallo que cambiarle la batería.

Te diriges hacia una ciudad que aparece en numerosas guías de viajes, y que según la información que has leído en las mismas, estás seguro que te gustará.

Compras en la librería más cercana, el último y más actualizado mapa de carreteras. (En realidad esto ya tendría que sustituirlo por un GPS de la última generación).

Buscas tu destino en el mapa, trazas el trayecto más cómodo y..... tachán tachán.... llegas allí.

La bella ciudad a la que hacían referencia los mapas no aparece por ningún sitio. Es más, el único indicador de la ciudad lo tuviste que levantar tú del suelo.

Las edificaciones que aparecían en los folletos, han desaparecido para tí. Y ante tu alrededor, solo te encuentras la basura de semanas sin limpieza, los cascotes de edificios que están empezando a derrumbarse, el lamento de perros que dejaron a su amo en cualquier encrucijada y el sonido de las campanas del reloj, que no para de sonar.

La ilusión que llevabas en la mochila, está empezando a ajarse, dando lugar a otros lúgubres sentimientos. Has recorrido gran parte de la ciudad y lo único que has encontrado, es la certeza de saber que estás en el sitio equivocado.

Agarras de nuevo el mapa de carreteras y buscas en cada palmo del mismo, otra ciudad que lleve el mismo nombre. No la encuentras. No te has confundido. Estás, donde creías que querías estar, y... no te gusta.

La pregunta viene ahora: ¿que hacer?

1.- Sigues buscando, y pateando lo que queda de ciudad hasta encontrar algo que te de algo de emoción.

2.- Permaneces el tiempo necesario en la ciudad, mientras buscas otras rutas a las que acceder.

3.- Has perdido las fuerzas durante este tiempo, y decides no plantarle cara al destino, esperando que en algunas elecciones gane un alcalde que haga algo por la ciudad en la que... vas a quedarte a vivir.

4.- Intentas retroceder el camino andado, aún a sabiendas que las baldosas amarillas se mueven y dudas de encontrar de nuevo la senda.

5.- Contratas a unos sicarios que terminen con el alcalde que ha propiciado que esa ciudad no sea como esperabas.

6.- Llamas y escribes a la agencia de viajes que te vendió ese destino como algo maravilloso, para ponerles al tanto de la situación actual.

7.- Escribes a los medios de comunicación, para que el resto del mundo conozca parte de la realidad y que sean ellos los que tomen una decisión.

8.- Escribes un post simulando una situación pseudo-cercana para separar y valorar las distintas opciones que te quedan.

¿Que harías tú?

4 comentarios:

KAMELAS dijo...

Lamentarse nunca ha valido de nada , al final te quedan tres opciones :

- Te jodes y te aguantas
- Cambia de ciudad
- o Intenta cambiar lo que no te gusta de tu nueva ciudad

Ala, ya nos contaras el final de la historia

Besitos

Perovsquita dijo...

Ya os contaré. Pero me temo que tardaré algún tiempo en tomar una decisión que me satisfaga por completo. Sino.... sería muy fácil.

El búho rojo dijo...

Despertar del sueño??? vale eso???

Perovsquita dijo...

Ójala fuera tan fácil....