13 de febrero de 2008

Historia corta

Llevo tiempo pensando en contaros esta historia pequeñita que tuve oportunidad de ver hace algunas semanas, pero, el tiempo y la falta de ganas ha hecho que su narración se haya retrasado hasta el día de hoy.

Era un día como otro cualquiera. Regresaba cansada del trabajo, con ganas de sentarme durante un rato en el sofá, y disfrutar de una parada momentánea del reloj y del tiempo.
Iba cabilando y dándole vueltas a mis cosas (práctica que reconozco errónea y que debo extinguir), cuando me topé con un grupo de 4 ó 5 niños que habían terminado su jornada escolar, y que se dirigían en mi misma dirección.

Acaparó mi atención, los gritos, el bullicio, las risas y las carreras por la acera, cuando de repente, algo llamó su interés, y vi como varios pares de manitas se acercaban hasta una ventana abierta, tentadas de coger algo, pues se abrían y cerraban como cualquier florecilla en el campo cuando llega la noche.

Uno de los niños miró hacia atrás y su mirada chocó con la mía, lo que se tradujo en unas palabras transmitidas a los demás, y acto seguido, continuaron con las carreras, dejando atras la ventana, estoy segura de que muy a su pesar.

Despues de unos cuantos pasos, pude descubrir la razón y ser de sus miradas.

Detrás de esa ventana abierta, que se correspondía con la parte de atrás de una tienda de ultramarinos, a una altura que bien se podía acceder desde la calle, había una bolsa enorme de plástico transparente llena a su vez de bolsitas de gusanitos.

Me sonreí al verlo y proseguí con mi camino.

¡Caramba!, yo tambien estuve tentada de introducir la mano en busca del codiciado tesoro. Je je je.

11 de febrero de 2008

En busca de la felicidad

Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de ver la película que lleva el título del post de hoy, protagonizada por Will Smith, y que hoy, servirá de base para tratar de buscar una teoría a la búsqueda de la felicidad. (creo que ya salío en algún otro post)

¿Que es la felicidad? ¿Existe? ¿Hay realmente un camino para encontrarla?

En mi opinión, y tras una conversación referente a este tema durante el fin de semana, llegamos a la conclusión de que únicamene la ignoracia te puede dar la felicidad.
Cuando desconoces lo que te rodea, no existen aspiraciones por conseguir nuevas metas, puesto que éstas, son inexistentes. Ahora bien, cuando se nos abre ante nuestros ojos un nuevo mundo por descubrir, tambien se nos está abriendo un nuevo mundo de insatisfacciones, consecuencia y motivadas por todo aquello que no somos capaces de conseguir.

La ignorancia da felicidad.

Cuantas más cosas se conocen, más evidente es la percepción de que hay muchísimo por aprender, y mayor es la sensación de frustracción.

Entonces... ¿cual es la decisión que hay que tomar?

Si, por mi condición de ser humano, el impulso de aprendizaje me realiza como persona, pero a la vez es un paso en falso hacia la infelicidad...

¿No será que no existe la felicidad esa, de la que tanto nos hablan?

4 de febrero de 2008

Tiempo de elecciones

Hoy... os dejo una reflexión:

¿Por qué todos los candidatos electorales, del partido que sea, tienden a basar su campaña en criticar y menospreciar a su oponente, en lugar de dar soluciones sobre como resolver los problemas de la sociedad?

Cierto es, que el hombre es un ser político, pero.... sinceramente, la política no está hecha para el hombre. Al menos, aún no.

¿que pensais vosotros?

1 de febrero de 2008

carnaval, carnaval

Se miró ante el espejo comprobando que el efecto final era el deseado.

La falda negra era perfecta. Le había costado encontrarla, pero al final, había dado con la talla, la textura y el color precisos. Era de un tacto suave, como de ante, y emitía pequeños brillos al ritmo de su movimiento, lo que le daba un toque sensual.

Se ajustó el pañuelo alrededor del cuello de la camisa. El contraste del plateado del pañuelo con el burdeos de la camisa le daba un toque misterioso a la vez que elegante, que era justamente lo que buscaba.

Echó un vistazo a los zapatos. Sobrios, discretos y sobre todo cómodos. Imprescindible para bailar sobre ellos sin descanso.

Como la noche se prometía fría, se caló sobre los hombros una hermosa capa negra, que anudó al cuello.

Una última mirada le hizo recordar que aún no podía salir. Asió con su mano una máscara plateada que ocultaba su cara, y mostraba tan solo unos ojos de un color azul intenso.

Ahora, ahora ya estaba lista para una noche imborrable de carnaval.